Las empresas deben propiciar que sus colaboradores aporten sus talentos naturales, pues de esa forma se garantizan una mayor productividad
En nuestra vida personal y laboral debemos realizar diversas actividades. Algunas nos resultan más placenteras pero otras del todo no nos gustan.
El tema cobra especial importancia cuando en nuestra vida laboral sentimos que la mayoría de las actividades que realizamos nos cansan, no las disfrutamos y si pudiéramos, sencillamente, haríamos otra cosa.
Muchas personas han tenido la dicha de estudiar y trabajar en lo que les apasiona y por eso “fluyen” en lo que hacen; el tiempo se les pasa volando y no les importa el esfuerzo, lo disfrutan. Por el contrario, otras trabajan en lo que aprendieron, porque fue lo que pudieron estudiar, porque fue un mandato familiar o porque fue funcionalmente lo que les permitió tener ingresos rápidamente, y ahí se quedaron. Talvez son muy buenos en lo que hacen (desarrollaron ciertas competencias), pero no necesariamente lo disfrutan.
Hay estudios científicos como Benziger Style Assessment, que nos ayudan a determinar nuestra preferencia natural, basada en nuestra dominancia cerebral. Comúnmente, escuchamos hablar de que alguien es más “derecho” o más “izquierdo” refiriéndonos al lado del cerebro que utiliza naturalmente. Esto tiene bases científicas: ¿soy analítico, lógico? ¿Soy de seguir reglas, procedimientos y la creatividad no se da fácilmente? ¿Soy enfocado en la gente y la armonía? ¿O soy de los creativos que lanzan ideas y buscan hacer cosas diferentes?
Sin duda todos tenemos un poco de todo, pero, hay una preferencia en la cual fluimos y tiene una clara relación con el área de trabajo en la que nos sentimos plenos. Cuando pasamos la vida trabajando en aquellas áreas que no nos gustan, el costo personal es muy alto: hay cansancio, estrés, un fuerte desgaste y desequilibrio, ocasionando muchas veces problemas en la familia y los equipos de trabajo.
La vida se pasa muy rápido y, si bien requerimos medios para sobrevivir, nunca es tarde para encontrar aquello que nos define y en lo que queremos trabajar para ser felices y cumplir nuestro propósito.
Las empresas también deben propiciar que sus colaboradores aporten sus talentos naturales, pues de esa forma se garantizan una mayor productividad y personas más felices en el trabajo. Hacer lo contrario provoca desgaste y frustración. Vivir de acuerdo con nuestra esencia es un desafío a nivel, personal, laboral y empresarial, pero vale la pena.
Publicado en El Financiero, Empresas del Siglo XXI. Costa Rica. 2017